jueves, 8 de octubre de 2015

El día que me pateé Londres (I)

¿Os acordáis de El día que llegué a Londres? A pesar de que llegamos tardísimo, tanto Leti como yo queríamos madrugar al día siguiente para aprovechar al máximo la ciudad. Leti llevaba ya tiempo viviendo allí, así que el primer día decidió enseñarme uno de sus lugares favoritos: Portobello Market, Notting Hill y el Holland Park. Así que muy pronto por la mañana, nos fuimos en metro a la parada de Notting Hill Gate.

Portobello Market



Creo que ningún mercadillo de Londres tiene desperdicio, pero este en particular me encantó. Tiene un aire muy especial, distinto, muy bohemio y retro pero no tan extremo como Camden. Hay muchísima ropa preciosa, gafas chulísimas (nos probamos todas), y hasta un puesto de un andaluz que nos dejó probar un queso buenísimo (y carísimo). Nos lo pasamos fenomenal descubriendo todos los puestos, pero eso sí, hay muchísima gente. En general, en todo Londres hay muchísima gente, y yo normalmente me suelo agobiar bastante por eso. Curiosamente, aquí no me importó. La gente no te empuja ni te arrolla, todo el mundo es bastante educado (aunque sean todo turistas).

Nuestra mañana en Notting Hill







Como veis en las fotos, nos hizo un día increíble. De ahí caminamos por el barrio de Notting Hill, del que me enamoré perdidamente. Las casitas son preciosas, todas blancas, adornadas con flores de colores. Por dentro también son una pasada, porque me asomaba a mirar por cada ventana abierta que veía (no me podía resistir) y todos los muebles eran impecables, con lámparas de araña en el comedor y paredes de color crema. Muy limpio, increíblemente tranquilo después del bullicio de Portobello, como un oasis en mitad de la ciudad. Nos perdimos por sus calles, soñamos un poco con comprar alguna de las casas más abandonadas para reformarla, y de ahí Leti me llevó a uno de sus parques favoritos.

Holland Park
 





El Holland Park no es uno de los puntos más turísticos de Londres, pero es mi parque favorito de todos los que visité con diferencia. Muy tranquilo, ya que apenas tiene turistas. Casi todo es gente local que va con sus hijos a jugar, a leer un libro o el periódico en un banco a lo bohemio, a pasear al perro... Tiene una inspiración japonesa, con cascadas, carpas en los estanques, pavos reales, garzas y fuentes con forma de palacios japoneses. Tiene además un sitio que se llama The Orangery, del que os dejo el link para que veáis dónde va a ser mi futura boda. No pude hacer fotos precisamente por eso, porque había una boda, e intentamos cotillear un poco pero justo iban a salir y nos echaron. Pero era precioso, todas las chicas con los típicos tocados, todo tan típico inglés... Para que os vayáis preparando para un futuro muy, muy lejano.

Comimos allí (todos los días comíamos fuera pero comida de casa, que es muy caro si no), y de allí fuimos a South Kensington. dimos una vueltecilla y nos paramos en Starbucks a tomar un café. No fue por postureo, nos acercamos al resto de cafeterías de la zona a probar, pero en todas eran igual y reconozcámoslo, el café del Starbucks es mejor que el del Pret a Manger. Después quedamos con dos amigas de Leti, majísimas, también italianas pero nativas inglesas, y fuimos a otro sitio que me querían enseñar.


Science Museum


Visitamos el Science Museum, ¡que es divertidísimo! No hice ninguna foto allí, estas son de Leti. Yo estaba muy ocupada toqueteando todo porque es parecido al CosmoCaixa: tiene una planta entera de juegos y experimentos y nos lo pasamos como enanas. Tenían en ese momento una exposición de sabores y olores, una de moda y materiales, una de matemáticas que nos saltamos (lo siento Pepito, a ti te habría gustado más), una de energía, y las fotos son de una de la tecnología en la guerra. Uno de los mejores museos que visitar, sinceramente. Después de pasar allí como tres horas, nos despedimos y Leti y yo cogimos el metro a St James's Park.

St James's Park





La suerte de ir con Leti es que ella se conoce un montón de sitios especiales, que de otra manera nunca habría visitado. St James's Park es visita obligadísima por las vistas increíbles que hay desde uno de sus puentes al casco antiguo de Londres. El Buckingham Palace en un extremo, el London Eye en el otro... Impresionante.








De allí paseamos al Buckingham Palace, donde nos encontramos a un grupo de chicos que celebraban un cumpleaños e iban haciendo un tour por Londres disfrazados de la reina de Inglaterra. Pararon en la puerta del Buckingham Palace, cantaron todos juntos el himno de Inglaterra, y luego cantamos todos juntos el cumpleaños feliz. Después Leti quiso enseñarme the Mall, una avenida que a ella le encanta porque es por donde va la reina saludando, vimos pasar el autobús rosa que llevaba a las reinas por su tour. De ahí llegamos a otro de los sitios que más me gustó de allí.

Trafalgar Square



El ambiente de Trafalgar Square era una pasada. Lleno de artistas callejeros (había un guitarrista tocando una de las canciones favoritas de mi padre), tiene una atmósfera muy acogedora, y ver el atardecer desde ahí fue verdaderamente bonito. Para coger el metro de vuelta a casa fuimos hasta los Golden Jubilee Bridges, que tienen una vista increíble del Big Ben.

Después de un día tan largo, no os creáis que paramos. Fuimos a casa, cenamos, nos arreglamos, nos bebimos unas copas y salimos a explorar la fiesta de Londres. Fuimos primero a unos pubs en Oxford Circus y acabamos en un bar que a Leti le encanta, el Zoo Bar en Leicester Square. Había ambientazo, todo muy europeo, y la música, una combinación de música española y temazos clásicos como Grease. Aguantamos bastante, y sobre las tres volvimos a casa, a descansar para tener un domingo igual de ajetreado o más que el sábado, que os contaré dentro de poco!


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