jueves, 29 de octubre de 2015

El día que participé en la revista de la uni

Como esto es como mi diario, quiero apuntar todas las cosas importantes que haga, y ayer fue un día de esos: ¡salió publicado mi primer artículo en Platform Magazine, la revista de mi Student's Union! Os conté en El día que me presenté a las pruebas de animadora cómo iba el tema de las societies, y que me había metido en la revista. En concreto, en la sección de moda, porque dentro de todas las que había es la que más me llamaba la atención (no han sacado todavía sección de noticias o de estilo de vida), y siempre me ha gustado mucho este tipo de artículos. A pesar de lo que se ría de mí mi hermana cuando cuido mi look.

Publicaron una oportunidad para hacer un Wishlist (mamá, lista de deseos) de esa semana y dije, ¿por qué no? Es un artículo súper tonto, la verdad, no tiene ningún misterio, pero la verdad es que es muy, muy divertido. Me daba un poco de cosa que dijeran "uy, qué mal gusto tiene ésta, quién se cree" o algo de eso, pero la editora me dijo que lo había hecho muy bien y que todo se veía really good. Os dejo aquí lo que elegí, y por supuesto el link al artículo aquí. A ver cuándo tengo la oportunidad de hacer el siguiente, porque me ha encantado.



Aprovecho para daros las gracias por leerme, por los comentarios que me hacéis, y cuando me contáis lo que os parecen mis entradas. Disfruto muchísimo haciendo esto y saber que hay gente que disfruta con lo que hago hace que me guste todavía más. Y os echo muchísimo de menos a todos!



lunes, 26 de octubre de 2015

El día que me pateé Londres (II)

Sé que soy muy pesada, pero tengo que contaros tantas cosas de Londres que no me caben en un sólo post. ¡No parábamos en ningún momento! El segundo día nos levantamos un poco más tarde, y fuimos en primer lugar Kings Cross y St Pancras Station. Teníamos que hacer transbordo allí para nuestro próximo destino y tenía que ver el andén 9 y 3/4 de Harry Potter. No me hice la foto porque había una cola enorme, y el edificio de la estación es bastante impresionante, merece muchísimo la pena. Llegar a Londres por primera vez y verla debe ser como estar en una película. Aprovechamos para ver también la British Library. Es una biblioteca muy bonita, que está detrás justo de la estación, pero si no tenéis tiempo no es visita necesaria. A la salida y entrada de la estación nos pasamos por
Lola's Cupcakes. Tienen los mejores cupcakes de Londres, y lo más importante (y el motivo por el que nos pasamos), tienen muestras gratis de un cupcake diferente cada día. ¡Buscadlos cuando bajéis del metro! Cien por cien recomendables.






Después cogimos de nuevo el metro para aparecer en Camden, un sitio que necesitaba visitar sí o sí. Mucha gente me había dicho que me iba a encantar y me había generado unas expectativas altísimas, y tengo que decir que las cumplió todas. Simplemente me enamoré. Estuvimos en Camden Market, Camden Lock y luego visitando algunas de las tiendas que hay por allí con productos muy peculiares, como unos zapatos sin tacón que nos probamos. De todo, lo que más me gustó fue una librería de segunda mano en la que pasamos sin exagerar unos cuarenta minutos, y más que habríamos estado. El ambiente, el aspecto, la música de fondo... Lo que os digo, enamorada.

Camden Market

Camden Lock

Camden Lock


Camden Lock

Camden Lock


Camden Lock

Camden Lock
Este puesto es imprescindible si os gusta la buena conversación y ver magia con palabras
Camden Lock I came and saw
I CAME AND SAW - CAMDEN

Camden Lock


Camden Shops



De ahí caminamos a Regent's Park, donde comimos y descansamos un poco. Fuimos porque estaba cerca, pero éste no deja de ser un parque, que aunque enorme, no tenía mucho especial. Dentro de este parque hay otro, Queen Mary's Gardens, que está lleno de flores de colores y merece más la pena, pero tampoco es parada obligatoria.

Regent's Park

Regent's Park

Regent's Park

Regent's Park Queen Mary's Gardens

Regent's Park Queen Mary's Gardens

Regent's Park


Dimos una vuelta por Baker Street y cogimos de nuevo el metro a Picadilly Circus. Llenísima de gente, pero ¡qué bonito! De ahí recorrimos la zona, viendo las tiendas (como la M&M Store, que es muy graciosa), y pasamos a Leicester Square y Oxford Square. De ahí callejeamos hasta el Soho, mi barrio favorito de Londres. Tiene un rollo y un ambiente muy especial y muy característico. Visitamos también Chinatown, que realmente es una calle sólo, pero hasta la música callejera te hace sumergirte de lleno en ese micromundo. Como último lugar planeado para visitar Leti me enseñó Carnaby Street, una zona chulísima, pero era muy tarde ya y la mayoría de cosas estaban cerradas, por lo que la tengo pendiente cuando vuelva.

Picadilly Circus

M&M Store

Oxford Circus

Oxford Circus

Soho

Soho

Soho

Chinatown

Chinatown

Chinatown

Carnaby Street

Carnaby Street

Buscando un sitio para cenar, pasamos por Barkey Street, Old y New Bond Street (aunque fue una pena que todas las tiendas estuvieran cerradas) y Oxford Street. Me encantan las galerías de Londres, su arquitectura es increíble (os enseñaré muchas más en el post siguiente, que aún me queda). Volvimos a pasar por Picadilly Circus cuando ya era de noche y como podéis comparar, era muchísimo mejor, así que si vais, dejadlo para el final del día. Para acabar fuimos a cenar fish&chips, una y no más. ¡Me sentó fatal! Ya os contaré más adelante mi experiencia con la comida inglesa, pero aquí rompimos para siempre.

Old Bond Street

Oxford Street Galleries

Picadilly Circus

Picadilly Circus

Picadilly Circus

fish and chips

Un día larguísimo, ¿verdad? Ya empezábamos a notar el cansancio, pero aún me quedaban varios días y muuuuuucho que visitar. ¡Pero os lo dejo para la próxima!

miércoles, 21 de octubre de 2015

El día que me presenté a las pruebas de animadora

(y no me cogieron)


El concepto de universidad de aquí está a años luz del español. En mi humilde opinión de estudiante de una clase de sociología una vez, creo que es por el hecho de que aquí, cuando van a la universidad, se independizan. Es muy raro cuando explico que yo en Madrid aún vivo con mis padres, se les hace muy extraño. Y sí, sé que hay muchísima gente en España que se muda fuera de casa al empezar la uni, pero no es lo mismo. Es impensable que un inglés vuelva a casa tras acabar la carrera, e incluso Elizabeth me contó que la gente que no va a la universidad puede independizarse a los 16 años.

Es por eso por lo que los novatos, los freshers, reciben muchísimo apoyo  desde la universidad durante el primer año, y en particular la semana anterior al comienzo de las clases, la fresher's week. Ésta es una de las maravillas que deberíamos importar en lugar de tanto Starbucks, McDonalds y reposiciones de realities para Divinity.

Consiste en una semana llena de eventos para conocer gente (ice-breakers), actividades para probar todas las cosas que puede ofrecer la universidad, charlas de cada grado y cada clase (a las que no fui no porque no quisiera, si no porque no me enteré bien de cuándo eran), sesiones de puertas abiertas para todos los deportes que hay (que hay muchísimos) y para el gimnasio, barbacoas, comidas, quedadas para tomar el té, tours por la ciudad (de comida, tiendas de ropa, bares...), y mi total y absoluta favorita, que es la Fresher's Fair. Os explico esto que debería ser considerado como una fiesta universal más, tipo San Valentín.

Las fotos son muy malas porque son de Adri ;)

Nada más entrar, te dan pizza gratis y una bolsa. Y todos dijimos, ¿una bolsa para qué? Tiene explicación, aquí se promocionan todos los locales de Nottingham: desde taxis hasta bares, pubs, restaurantes, tiendas, la marina y el ejército... Todas ofreciéndote su correspondiente regalito y descuento, por supuesto (mis cosas favoritas de la vida). Acabé con dos bolsas llenas de papeles, vasos de chupito, jarras, bolis, abridores, llaveros, una cosa para medir la cantidad de pasta según la gente que va a comer (??), comida (por supuesto), camisetas, una bola antiestrés, pinzas de las bolsas, una cantimplora, y en fin, prácticamente todo lo que os podáis imaginar.Vuelven a promocionarse los deportes, y también se promocionan las societies, que son grupos de gente con un interés común que se reúne. Hay la del orgullo gay, la de rock, la de cerveza, la de vino, la de punto, la de cine... Yo me metí en la de la tele (Trent TV, de vez en cuando me veréis compartirles cosas para hacerles la pelota) y en la revista, Platform. También nos metimos en la Erasmus Student Network, que pocas esperanzas tengo puestas en ella, pero a ver cómo sale.




Y como sabéis yo me apunto a un bombardeo, y me han ido a juntar con otra que es peor que yo, así que fuimos a todos los ice-breakers y tasters que pudimos para echarnos unas risas. Comimos y cenamos gratis prácticamente toda la semana. Las profesoras de Zumba del gimnasio no podían ser peores, pero la clase fue divertidísima. Fuimos a otra que parecía yoga pero durante todo el día siguiente no me pude reír del dolor que tenía en los abdominales. Y por último, probamos una sesión de cheerleading. Estaba llena de chicas, llenísima, y nada más llegar nos pusieron a calentar. Unos saltitos, unos estiramientos, y de repente, chicas, ¡al suelo! ¡Split! Y todas se abrieron de piernas menos nosotras, yo en particular soy menos elástica que un playmobil. Le decía a Adriana que nos fuéramos, que no hacíamos nada ahí, pero me daba más vergüenza irme que el ridículo que estaba haciendo en ese momento, así que me quedé.

Después nos pusieron en círculo por alturas y nos echaron de donde estábamos porque éramos muy bajitas. Nos quedamos solas en mitad del círculo corriendo hasta donde hubiera gente de nuestra talla. Fue un momento de confusión total, no sabíamos qué hacíamos y no paraban de preguntarnos que qué hacíamos, cuando de repente todas levantaron los brazos. Las imitamos y por lo visto éramos perfectas como pareja de bases porque teníamos la misma altura. Nos pusieron con una back, una chica muy maja que ya había sido animadora antes, y una del equipo fue nuestra fyler (esa a la que levantan y hace cosas por el aire). Nos enseñaron a levantarla, cómo hacer los movimientos, y finalmente a mantenerla en el aire con nuestros brazos totalmente extendidos. Nos lo pasamos tan tan bien, que decidimos hacer las pruebas para el equipo.

Nuestro workout en Zumba

Aún nos quedaba una sesión de prueba, ya que había una de figuras y otra de baile. El baile os lo dejo aquí, se me da de pena bailar pero estuvimos practicando como tontas en nuestra common room los días de antes a las pruebas. Tengo que contar que nos perdimos una de las sesiones de baile porque nos equivocamos de campus, pero no fuimos las únicas.

Y allá fuimos, el día 11 de octubre, un domingo para recordar. Ese viernes habíamos estado en una fiesta internacional con la capitana de las animadoras, y bailamos con ella la Bomba y la Macarena, os ea que ya éramos prácticamente uña y carne. Para llegar mejor, nos llevó el compañero de piso de nuestra amiga del primer día en coche, ya que las puebas eran en Clifton. Nos cambiamos, sorprendentemente súper nerviosas, nos pusimos nuestras muñequeras rosa fucsia a juego con la uni y nos fuimos a ensayar con el resto. Nos emparejaron con nuestra back de siempre, una front que no tenía ni idea y una nueva flyer. Estuvimos un rato ensayando los movimientos, el baile con la música, nos pusimos en la cola y... nuestro turno. Era el momento. Hicimos nuestros tres movimientos al ritmo del "five, six, seven, eight!" que tanta gracia me hacía y luego enseñamos el baile. Al dar nuestra solicitud dijeron que éramos monísimas y nos pusieron en un montón marcado con una estrella.



Teníamos muchas esperanzas, porque nos había salido bastante bien y con la excusita de que eso no lo hay en España, intentábamos dar un poco de penilla. El domingo muy por la noche publicaron los resultados y no estábamos en ninguna de las tres categorías, aunque no debimos hacerlo tan mal porque nuestra flyer y nuestra back sí estaban. Pero siempre nos quedará el recuerdo de esa tarde de domingo que CASI somos animadoras de verdad (aunque aquí no lleven pompones).

sábado, 17 de octubre de 2015

El primer día que lloré

Quiero compartir en este blog las máximas experiencias posibles. No puedo minutar mi vida ni voy a publicar intimidades, pero no quiero que este espacio sea un escaparate para contar lo bien que estoy y lo estupendo que es todo. Para eso ya tengo Instagram (que por cierto, seguidme!). Para mí esto es como un diario, y probablemente sea yo la que más me leo y me releo. Quiero que todos los hitos estén puestos aquí, para cuando dentro de unos años vuelva a echar la vista atrás. Y el Erasmus es una montaña rusa de experiencias, y como tal, las bajadas siempre son lo que libera más adrenalina, lo que las hace increíbles. Es lo que de verdad hace que aprendas, que te des cuenta de dónde estás, y de lo que estás viviendo.

Llevaba ya tres semanas en las que todo me salía especialmente bien. Lo que no me esperaba era que todo se torciera tan bruscamente, me lo esperaba más poquito a poco. Empiezo por el principio.

Había echo una solicitud para abrirme una cuenta en el banco, como os explicaré en otro post para que nadie sufra mi calvario, y en principio era cuestión de esperar a que me aceptaran. Como os conté en El día que me matriculé en Travel Writing tenía todo el tema de las asignaturas cerrado. Ya tenía el número inglés, y cita para hacerme el número de la seguridad social (NIN) y poder buscar un trabajillo. Bueno, pues el día anterior al día D por la tarde, comenzó la fiesta. Me llegó un correo electrónico denegándome la cuenta (segundo banco con el que intentaba abrir una) porque "no era elegible" sabe Dios por qué. No pasa nada, podría probar en otro momento en cualquiera de los otros doscientos bancos que hay.

Llega la mañana del día siguiente, y me llega otro correo diciéndome que tengo que volver a cambiarme todo el horario. No vale el que dejé. Me tocaba ir entre ese mismo día y el siguiente a Clifton a ver qué podía hacer, y que sepáis que no lo llegué a cerrar hasta varias semanas después de empezar el curso. Y a fecha de hoy, aún no tengo diseñado el plan de estudios con las nuevas asignaturas, así que aún no sé qué voy a convalidar. Los créditos los tengo completos, así que crucemos los dedos. Pero no entiendo cómo teniendo tres días de clase a la semana era tan difícil encajarme una asignatura más. Este cuatrimestre curso Social and Ethical Aspects of Media Regulation (toma ya, suena bien eh?) de periodismo, Great Political Thinkers de ciencias políticas y Travel Writing de filología inglesa. El siguiente semestre continúo con esta última y cambio las demás por Sports Journalism, Global Journalism (ambas de mi grado) e Identity and Difference in Popular Culture, de Media and Cultural Studies que no sé ni de qué va ni qué se estudia en ese grado, pero no me encajaba ninguna otra. Ana, tengo clase todos y cada uno de los días de la semana el segundo semestre, así que no digas nada que te veo.

Continúo con mi día, que pierdo el hilo: ni siquiera he salido de la cama, y ese correo maldito ha hecho que me quede sin espacio en el móvil y se desactive el correo. Haciendo gala de mi color de pelo decido borrar el Whatsapp para que se vayan con él todos sus datos basura con la intención de volvérmelo a bajar luego. Y no, no me lo puedo volver a bajar porque ¡sorpresa!, no tengo espacio. Como no he tenido bastante de momento, sedienta de emociones fuertes, se me ocurre mirar el extracto de la cuenta del banco, cosa que ya de por sí sola es motivo único y suficiente para echarse a llorar, pero resisto.

No tengo leche para el café, y no tomármelo me deja el mal humor mañanero (y el mío es muy malo), así que le robo un té a mi compañera, me visto corriendo y voy a la cita para el NIN. Por el camino descubro cómo formatear el móvil y lo reinicio, perdiendo todo lo que tenía, pero recupero el Whatsapp. Llego puntual como un clavo a mi cita y resulta que no es en la dirección que me dieron, porque Nottingham tiene como 20 Jobcentres, así que la pierdo. Es el primer día de las tres semanas que amanece gris. Un desastre. Y claro, ¿cuál es el problema aquí? Que lo único que me apetece es un abrazo de mi hermana y que me diga que soy muy torpe y un desastre y que me ayude con todo, y es ahí cuando rompo a llorar y la escribo en mitad de la calle. Cruzando un paso de cebra. Informo aquí y ahora que tengo un 75% de posibilidades de morir en Nottingham atropellada por un autobús, porque yo no miro (y si miro es para el lado contrario) y ellos menos. La línea rosa y yo ya tenemos algo personal.


Ésta es
(https://c2.staticflickr.com/4/3941/14995803644_5a00621025.jpg)

Fue una mañana muy larga pero finalmente se arregló todo: ya tengo las clases, el whatsapp, la cuenta, leche de sobra, nueva cita para el NIN y el sitio muy claro (he ido personalmente a confirmarlo). Tranquilo papá, que como ves no ha sido por ningún chico!

domingo, 11 de octubre de 2015

El día que fui feliz haciendo papeleo

(entrada que nunca podría escribir en España)


Cuando te vas de Erasmus hay que hacer muchísimo papeleo. Muchísimo. Y aparte, como te mudas a otro país, hay que hacer mucho más papeleo extra. Mi amiga Saioa, en Alemania, ha tenido hasta que empadronarse. Hacerte el teléfono nuevo, la cuenta del banco, el contrato de tu vivienda, la matrícula de la nueva universidad, de la vieja, los papeles para que te den la beca...

Este día necesitaba una carta de mi universidad acreditando que estaba estudiando allí durante un año para poder abrir la cuenta bancaria. Ya había ido previamente, pero no pudieron ayudarme porque no había completado aún la matrícula online (¡culpa mía!). Además, estaba en otra facultad que no era la mía, y a pesar de ello, la secretaria (majísima) me explicó cómo solicitarla paso a paso. Me dijo que, con la calma, acabara esta noche mi matrícula, y que al día siguiente llamara a mi responsable, para lo que me dejó un post-it con su nombre, despacho, dirección y dos números de teléfono para llamar. Me aconsejó que al hablar con ella me tirara un poco el pisto para ahorrarme ir al campus de Clifton y conseguir la carta vía email. Y la hice caso, y además, me llevé un boli de regalo.

Cuando llamé al día siguiente a uno de sus teléfonos, no pudieron ayudarme y me dieron uno general para llamar. Como andaba con el día un poco vago, no me enteré de nada y tampoco lo apunté, esperando volver a la uni dentro de poco. Mandé un mail pero como no me contestaron, no fue hasta el viernes cuando me digné a volver. Y aquí viene lo impresionante:

No tuve que esperar lo más mínimo porque hay cinco secretarios haciendo que todo vaya muy dinámico. Le conté mi situación a un chico y le pregunté por otro de los teléfonos que me habían dejado (una extensión): me llevó hasta una de sus terminales, esperó a que marcara por si tenía algún problema, y mientras comunicaba, me trajo un taco de post-it (rosas) y un boli por si tenía que apuntar cualquier cosa. Boquiabierta, me deshice en thank yous, nadie me había tratado nunca tan bien sin la intención de venderme algo.

Hablé con mi tutora, que se disculpó mil veces y me prometió que hoy mismo tendría mi carta. Colgué el teléfono y acto seguido sonó la notificación del correo en mi móvil: "Perdón por la tardanza, María, aquí tienes la carta que necesitas". Treinta segundos de tardanza. Sigo impresionada. Y por supuesto, me llevé los post-it y el boli de regalo. Qué simple soy.

Se ve que estaba sola en casa


jueves, 8 de octubre de 2015

El día que me pateé Londres (I)

¿Os acordáis de El día que llegué a Londres? A pesar de que llegamos tardísimo, tanto Leti como yo queríamos madrugar al día siguiente para aprovechar al máximo la ciudad. Leti llevaba ya tiempo viviendo allí, así que el primer día decidió enseñarme uno de sus lugares favoritos: Portobello Market, Notting Hill y el Holland Park. Así que muy pronto por la mañana, nos fuimos en metro a la parada de Notting Hill Gate.

Portobello Market



Creo que ningún mercadillo de Londres tiene desperdicio, pero este en particular me encantó. Tiene un aire muy especial, distinto, muy bohemio y retro pero no tan extremo como Camden. Hay muchísima ropa preciosa, gafas chulísimas (nos probamos todas), y hasta un puesto de un andaluz que nos dejó probar un queso buenísimo (y carísimo). Nos lo pasamos fenomenal descubriendo todos los puestos, pero eso sí, hay muchísima gente. En general, en todo Londres hay muchísima gente, y yo normalmente me suelo agobiar bastante por eso. Curiosamente, aquí no me importó. La gente no te empuja ni te arrolla, todo el mundo es bastante educado (aunque sean todo turistas).

Nuestra mañana en Notting Hill







Como veis en las fotos, nos hizo un día increíble. De ahí caminamos por el barrio de Notting Hill, del que me enamoré perdidamente. Las casitas son preciosas, todas blancas, adornadas con flores de colores. Por dentro también son una pasada, porque me asomaba a mirar por cada ventana abierta que veía (no me podía resistir) y todos los muebles eran impecables, con lámparas de araña en el comedor y paredes de color crema. Muy limpio, increíblemente tranquilo después del bullicio de Portobello, como un oasis en mitad de la ciudad. Nos perdimos por sus calles, soñamos un poco con comprar alguna de las casas más abandonadas para reformarla, y de ahí Leti me llevó a uno de sus parques favoritos.

Holland Park
 





El Holland Park no es uno de los puntos más turísticos de Londres, pero es mi parque favorito de todos los que visité con diferencia. Muy tranquilo, ya que apenas tiene turistas. Casi todo es gente local que va con sus hijos a jugar, a leer un libro o el periódico en un banco a lo bohemio, a pasear al perro... Tiene una inspiración japonesa, con cascadas, carpas en los estanques, pavos reales, garzas y fuentes con forma de palacios japoneses. Tiene además un sitio que se llama The Orangery, del que os dejo el link para que veáis dónde va a ser mi futura boda. No pude hacer fotos precisamente por eso, porque había una boda, e intentamos cotillear un poco pero justo iban a salir y nos echaron. Pero era precioso, todas las chicas con los típicos tocados, todo tan típico inglés... Para que os vayáis preparando para un futuro muy, muy lejano.

Comimos allí (todos los días comíamos fuera pero comida de casa, que es muy caro si no), y de allí fuimos a South Kensington. dimos una vueltecilla y nos paramos en Starbucks a tomar un café. No fue por postureo, nos acercamos al resto de cafeterías de la zona a probar, pero en todas eran igual y reconozcámoslo, el café del Starbucks es mejor que el del Pret a Manger. Después quedamos con dos amigas de Leti, majísimas, también italianas pero nativas inglesas, y fuimos a otro sitio que me querían enseñar.


Science Museum


Visitamos el Science Museum, ¡que es divertidísimo! No hice ninguna foto allí, estas son de Leti. Yo estaba muy ocupada toqueteando todo porque es parecido al CosmoCaixa: tiene una planta entera de juegos y experimentos y nos lo pasamos como enanas. Tenían en ese momento una exposición de sabores y olores, una de moda y materiales, una de matemáticas que nos saltamos (lo siento Pepito, a ti te habría gustado más), una de energía, y las fotos son de una de la tecnología en la guerra. Uno de los mejores museos que visitar, sinceramente. Después de pasar allí como tres horas, nos despedimos y Leti y yo cogimos el metro a St James's Park.

St James's Park





La suerte de ir con Leti es que ella se conoce un montón de sitios especiales, que de otra manera nunca habría visitado. St James's Park es visita obligadísima por las vistas increíbles que hay desde uno de sus puentes al casco antiguo de Londres. El Buckingham Palace en un extremo, el London Eye en el otro... Impresionante.








De allí paseamos al Buckingham Palace, donde nos encontramos a un grupo de chicos que celebraban un cumpleaños e iban haciendo un tour por Londres disfrazados de la reina de Inglaterra. Pararon en la puerta del Buckingham Palace, cantaron todos juntos el himno de Inglaterra, y luego cantamos todos juntos el cumpleaños feliz. Después Leti quiso enseñarme the Mall, una avenida que a ella le encanta porque es por donde va la reina saludando, vimos pasar el autobús rosa que llevaba a las reinas por su tour. De ahí llegamos a otro de los sitios que más me gustó de allí.

Trafalgar Square



El ambiente de Trafalgar Square era una pasada. Lleno de artistas callejeros (había un guitarrista tocando una de las canciones favoritas de mi padre), tiene una atmósfera muy acogedora, y ver el atardecer desde ahí fue verdaderamente bonito. Para coger el metro de vuelta a casa fuimos hasta los Golden Jubilee Bridges, que tienen una vista increíble del Big Ben.

Después de un día tan largo, no os creáis que paramos. Fuimos a casa, cenamos, nos arreglamos, nos bebimos unas copas y salimos a explorar la fiesta de Londres. Fuimos primero a unos pubs en Oxford Circus y acabamos en un bar que a Leti le encanta, el Zoo Bar en Leicester Square. Había ambientazo, todo muy europeo, y la música, una combinación de música española y temazos clásicos como Grease. Aguantamos bastante, y sobre las tres volvimos a casa, a descansar para tener un domingo igual de ajetreado o más que el sábado, que os contaré dentro de poco!