viernes, 25 de septiembre de 2015

El día que llegué a Londres


Dos días después de llegar a Nottingham, me fui a Londres a ver a mi amiga Letizia. Londres siempre ha sido una de las ciudades que más me ha llamado la atención (por no decir la más) y llevaba años muriéndome por conocerla. Por eso, cuando me enteré que coincidía con Leti ni me lo pensé. Fui en autobús, con una compañía que se llama
Megabus, que es mi nueva favorita para siempre. Es baratísima, y cogiendo los billetes con antelación y a horas bastante raras (pero no nos importa, porque somos jóvenes), te pueden llegar a salir por 1€ cada ticket + 1,5€ de tasas. 
Eso sí, Londres y Nottingham están a una hora y cuarenta minutos, y el autobús, que paró en todos los pueblos de Inglaterra, tardó tres. Pero merece la pena. Yo que fui más exquisita con las horas pagué 7€ por un billete y 4 por el otro, cuando en cualquier otra compañía no baja de 34€. Lo pasé muy mal al principio, porque estos autobuses salen de una parada especial, y yo, demostrando que soy un pato, llegué con cuarenta minutos de antelación a la estación de autobuses... de donde no salía. Y como las desgracias nunca vienen solas, el bus llegó una hora tarde. Claro, llegué justísima a la parada correcta e iba con un miedo infinito por haberlo perdido, pero no, ¡menos mal! Desesperada, pregunté a toda la cola, y resulta que la compañía tiene un teléfono de incidencias que funciona muy bien. Lo bueno de viajar sola es que, en casos como éstos, te obligas a hablar con gente, y al final me acabaron regalando un cupón para un desayuno, para que no se caducara.





Nada más llegar a Londres me encontré con Leti, nada más y nada menos que después de cinco años. Nos conocimos en un intercambio entre nuestros pueblos y hemos seguido en contacto desde entonces, pero nunca habíamos conseguido volver a encontrarnos. Fue una sensación muy rara pero increíble, estando con ella me sentía como si nos conociéramos de toda la vida, y hemos descubierto que somos exactamente iguales. Cenamos sushi mientas nos poníamos al día de todo lo que no nos habíamos contado, fuimos a su piso a dejar mis maletas y nos volvimos a la ciudad. El transporte en Londres no es caro, es lo siguiente, ¡increíble! Por eso,
me compré la  Oyster Card  de una semana, que aunque es bastante cara, me dio muchísima libertad de movimiento por la ciudad,
y os puedo asegurar que la amorticé. Es una preocupación menos, así que no lo dudéis si vais, mucho mejor que cualquier otro bono, la tarjeta recargable en la que pagas con cada viaje o cualquier otra opción que tengáis (si os quedáis tiempo suficiente, claro). Para usar el transporte público en Londres, Plan A Journey te organiza el medio, los transbordos, los búhos, los horarios... Para que en todo momento sepáis como llegar a casa.

La primera noche fuimos por el río Támesis de puente a puente, anduvimos hasta las dos y pico de la madrugada. Imaginaos mi cara cuando me bajo del metro y lo primero que veo es el Big Ben de noche, todo iluminado. ¡¡Por fin estaba en Londres!! Los árboles de los paseos están iluminados con lucecitas, las fachadas son como de cuento, y los reflejos que se forman en el río son increíbles. Con este panorama, a mí, que no soy de grandes ciudades, me enamoró al instante. Las fotos que hice son bastante malas porque mi cámara no es muy buena y no sé usarla bien, pero para que veáis.




















4 comentarios:

  1. Me has amenizado la espera al tren, Cris!
    Sigue escribiendo que este blog es lo MAAAAXIMO!
    Besitos, besitos.

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  2. En megabus nos salía más barato un return ticket (ida y vuelta) que un one-way ticket sólo de ida. ;) me muero de ganas por el siguiente post. :)

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