El último mes del erasmus en general y la última semana en particular fueron una auténtica locura. Y después de pasar 15 días en Madrid en los que no me ha dado tiempo ni a lavar la ropa, me vengo un mes a Francia como aupair. No, quince días no dan para nada, perdona Madrid por infravalorarte. Pero desde aquí, ahora que tengo un poco más de tiempo, voy a intentar acabar de poner esto al día, para cuando tenga 40 años y me de por meterme en Internet a ver mis años mozos.
sábado, 2 de julio de 2016
El día que volví... Para volverme a ir
Ya tengo preparado el post de despedida que se merece Nottingham, y muchos otros que me han quedado pendientes, pero ahora mismos os escribo desde la mesa de una cocina de un pequeño apartamento de Cabourg, en la costa del norte de Francia, mientras tres niños pequeños juegan a los legos y a los coches inventándose historias fantásticas de las que entiendo la mitad y todos con la tripa llena de croissants.
El último mes del erasmus en general y la última semana en particular fueron una auténtica locura. Y después de pasar 15 días en Madrid en los que no me ha dado tiempo ni a lavar la ropa, me vengo un mes a Francia como aupair. No, quince días no dan para nada, perdona Madrid por infravalorarte. Pero desde aquí, ahora que tengo un poco más de tiempo, voy a intentar acabar de poner esto al día, para cuando tenga 40 años y me de por meterme en Internet a ver mis años mozos.
El último mes del erasmus en general y la última semana en particular fueron una auténtica locura. Y después de pasar 15 días en Madrid en los que no me ha dado tiempo ni a lavar la ropa, me vengo un mes a Francia como aupair. No, quince días no dan para nada, perdona Madrid por infravalorarte. Pero desde aquí, ahora que tengo un poco más de tiempo, voy a intentar acabar de poner esto al día, para cuando tenga 40 años y me de por meterme en Internet a ver mis años mozos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario