domingo, 15 de noviembre de 2015

El día que recibí mi caja

Momento clave en la vida de todo Erasmus español es aquel en el que te llega la caja de tu madre llena de jamón serrano, queso manchego, embutido, y todas esas cosas que no te das cuenta de lo que te gustan hasta que las echas de menos. En mi caso, como cosa especial pedí lentejas, porque aquí no he encontrado por ningún lado y tenía muchísimo antojo (y eso que no es uno de mis platos favoritos). Cuando, emocionadísima, se las enseñé a mi compañera de piso, se indignó, diciendo que también tenían aquí. Y me sacó un bote con una especie de láminas redonditas de color rosa, pero rosa rosa, y completamente planas. A eso no le puedo considerar lenteja, lo siento. Lo mejor de todo es que no sé hacer lentejas y siempre me quedan fatal, pero por intentarlo que no quede.



También venía con postales y una carta de mi madre que me hizo llorar como una magdalena. Después de estar mucho tiempo fuera, necesitamos un trocito de casa que nos reconforte y nos dé fuerzas para seguir echando de menos con más ganas. Y más durante esta experiencia, en resulta muy necesaria una inyección de tus raíces que te recuerde de dónde vienes y te ponga los pies en la tierra. Con lo que más comparamos el Erasmus los que estamos de Erasmus es con una nube, un paréntesis, donde cuesta darse cuenta a veces de que todo es pasajero. Y esa dosis de realidad llega muy mal a través de Internet la pantalla.

Siempre es más efectivo algo físico, tan simple como un abrazo de alguien que no tenga nada que ver con esto (suerte que tengo de tener a alguien a quien quiero tanto a sólo 40 minutos en tren), una fotografía, una carta, algo que ver, sentir y a lo que aferrarte cuando casa empieza a doler un poquito. Así que ya sabéis, mandadme muchas cartas y muchas postales (una indirecta muy directa hacia mis fellows, que están todos de Erasmus y tengo que ampliar mi colección).

Porque aquí estoy muy bien, pero echo muchas cosas de menos. Y eso me hace darme cuenta de todo lo que tengo, ya sea en activo o en standby. Tengo muchísima suerte con mi familia, mis amigos, con las mejores mejores amigas que existen, con mi casa, mi ciudad, mi país y mis costumbres, las experiencias que tengo la oportunidad de vivir, lo que estoy aprendiendo y la gente tan maravillosa con la que me estoy encontrando. Le decía a Andrea cuando se fue a Alemania que echar de menos es uno de los sentimientos más bonitos del mundo, porque te recuerda que tienes tanto, tanta gente a la que quieres, y un lugar al que volver. Que tengo mucha suerte de venir de donde vengo y de estar aquí ahora mismo, y de poder volver con vosotros y echar de menos Inglaterra dentro de poco.

1 comentario: