martes, 12 de abril de 2016

El día que conocí al resto de Erasmus

(o al resto de estudiantes de intercambio)


Cada experiencia de intercambio es única a su manera (aquí tenéis algunos ejemplos). Este viaje se vive de manera especial y tiene la capacidad de transformar a cada uno de manera individual. Sin embargo, en todos los destinos aparecen algunos personajes frecuentes. Aquí están los más característicos y su correspondiente guía para identificarlos rápidamente (y poder huir a tiempo si hace falta).

1. El internacional


Le reconocerás por... los posts de Facebook (mal) escritos en inglés, para que su madre vea todo lo que está aprendiendo. En los casos más extremos tendrá el móvil configurado en otro idioma.


Ha conocido a gente de otra franja horaria y ya se comporta como si lo hubiera visto todo. Te repelerá si llevas su mismo pasaporte: el único tema de conversación que sacará contigo será lo gregarios y catetos que sois en vuestro país. Eso sí, la tierra tira y en inglés no suena tan gentelman, así que elegirá su propio país para ligar. En las fiestas internacionales se viene arriba, forrándose la camisa con banderas de los cinco continentes (menos la suya). Su pedantería le impulsará a comparar su erasmus con el tuyo, para demostrar(se) lo enriquecido que va a volver él y lo pringada que eres tú.


2. El provinciano


Le reconocerás por... la gran afluencia de visitas y paquetes de comida, las vueltas a casa por cada fiesta o celebración y su aversión a las despedidas.


No es que sólo se junte con gente de su propio país, si no que poco más y son todos del mismo bloque. Si no salían por la misma zona, iban juntos al cole o sus ex son ex de sus ex. Odian echar de menos, por eso prefieren irse juntos y volver a verse las caras cuando esto acabe. A su alrededor, extrema las precauciones e impide a toda costa que hablen en su idioma natal: en ese punto, ya no hay retorno.



3. El que no ha llegado a irse


Le reconocerás por... los throwbacks y memorias de Facebook y las capturas de pantalla de conversaciones de Skype.


Que si la comida, que si el perro, que si el tiempo... Uno no sabe lo que tiene en casa hasta que se va de erasmus. Cuando vuelva, echará de menos hasta los adoquines del país donde ha estado. El caso es quejarse (y dejar patente que te has ido fuera).



4. El que no ha llegado a volver


Le reconocerás por... las mismas historietas contadas doscientas veces y una bandera gigante colgada encima de la cama.


Esta especie es la más peligrosa: son los que hacen que los erasmus sean odiados en todas las universidades. Ni los propios erasmus les aguantan. En vez de irse a otro país, cogieron el avión para subirse a un pedestal de que aún no se han bajado. Hablarán de cómo les ha cambiado la vida haber sobrevivido a base de arroz y pasta, y lo duro que ha sido que nadie les planchara las camisas (y cuánto han madurado con ello). Durante su erasmus, lo más probable es que haya sido del tipo 1.



5. El que va de caza


Le reconocerás por... la ropa ajustada, la camisa desabotonada/ escote de vértigo, los labios rojos y el cinturón de hebilla ancha (por fuera).


Aprovecha que está de erasmus para conquistar nuevos territorios y poner banderitas a lo largo de toda la geografía mundial. En las discotecas desaparece y no le verás a no ser que esté intentando ligar contigo. Controla todas las estrategias y tiene el radar activado para detectar el nivel etílico de su presa. Tranquilos, que no es insistente: admite sus derrotas y sabe cuándo dar una bala por perdida, para volver a disparar a ciegas a ver qué cae. En su versión más sutil está el que va de pesca: prefiere ser conquistado, por lo que va dejando anzuelos en objetivos estratégicos a ver quién pica y se acerca. Destaca su don de la naturalidad, son capaces de estar en una habitación en la cual se han liado con un tercio del personal sin despeinarse.



6. El que tiene pareja y no para de hablar de ella


Le reconocerás por... el fondo de pantalla de su novio/a, la pulsera con el nombre de su novio/a, la misma camisa siempre que curiosamente le regaló su novio/a, y el cartel de TENGO NOVIO/A en la frente.


Al principio es muy tierno, pero pasados cinco minutos de conversación, te mereces que te invite al menos a la barra libre de su futura boda, para olvidar todas esas pasteladas innecesarias que te acabas de tragar. Si aguantas lo suficiente podrás ver al completo la sesión de fotos que se hicieron antes de la despedida. Ándate con pies de plomo: cuanto mejor pinte la relación, más mierda habrá por debajo, y probablemente sean de los que discuten más que hablan. Si coge confianza o una copa de más, te va a tocar hacer de terapeuta.



7. El que tiene pareja y se la suda


Le reconocerás por... ser el protagonista de los momentos más incómodos del año, especialmente en los "yo nunca" o si la novia viene de visita sorpresa.


Lo más seguro es que te enteres por un tercero, y jamás por su boca, de que tiene pareja. La cara de sorpresa cuando te lo cuentan mientras está ligando con cinco a la vez es inevitable. Puede que en algún momento salga con una declaración de amor en Facebook que acumule muchos likes y mucas risas. Pero ojo, que es un caso específico. Es posible tener novio durante tu erasmus, que yo lo he visto. ¡Y está aquí por escrito!



8. La pareja erasmus


La reconocerás por... ella sentada encima de él en cualquier momento, o ir de la mano en su defecto si están de pie.


Se conocieron el primer día, se liaron el segundo, y tras seis meses aún no se han despegado. De hecho, acabas de caer en que nunca les has visto por separado. Eso sí, no son novios. No es nada serio, sólo les gusta pasar (todo el) tiempo juntos.



9. El RRPP


Le reconocerás por... ser el creador del grupo de Facebook, de Whatsapp, Twitter, Instagram, Messenger, y aparecer en todo.


Aparece constantemente en tu Facebook con los "me interesa" de todo tipo de eventos. Se sabe todos los planes, todas las fiestas, y qué hace y dónde está todo el mundo en cada momento. Será el catalizador de los mejores planes, pero en realidad padece el denominado FOMO (fear of missing out/ miedo a quedarse fuera).



10. El viajero


Le reconocerás por... los snapchats con el filtro de la localización y ya, porque no vas a ver mucho más de él.


Para lo que hace, le salía más rentable coger una taquilla en el aeropuerto que una casa, ya que sólo la usa para dejar las cosas. Pidió el destino al azar, lo único importante es que hubiera vuelos baratos. Le verás siempre en fotos de viajes con los compañeros más aleatorios que te puedas imaginar (y nunca los mismos).



11. El desubicado


Le reconocerás por... gritar palabras (generalmente insultos) en otro idioma que no habla sin sentido alguno.


Se ha juntado con un grupo mono-nacional y ha desarrollado una crisis de identidad. Intenta mimetizarse con el resto aprendiendo frases sueltas y sus bailes regionales. De este tipo, mi sub-especie favorita es el local que se cree erasmus. Yo ya acepto a Elizabeth como animal de compañía, y ella a mí cuando hago de erasmus que se cree local.



12. El invisible


Le reconocerás por... el ruido de puertas abriendo y cerrándose.


Si sabes su nombre te convalidan la mitad de créditos del erasmus. Sabes que existe una presencia en tu piso o resi, pero ni siquiera le has visto entrar al baño, lo que te hace plantearte si se ducha. Jamás podrás decir si es que no pasa por casa o por el contrario, no sale de su cuarto. Igual te crees que es un marginado y tiene más amigos que tú.



13. La blogger


La reconocerás por...
los millones de hashtags en Instagram.


El mayor peligro que te puedes encontrar en las redes sociales, a no ser que sea tan guay que realmente escriba un blog súper chulo en el que te cuenta su vida y tú te metas a leerlo. Prepárate para ver vídeos de sus mega vacaciones aunque sea en el último pueblo perdido de la mano de Dios, fotos de amaneceres, atardeceres y cafés, y en los peores casos, fotos de fotos instantáneas.



1 comentario: